jueves, 30 de enero de 2014

LAS VIAS DE LO SAGRADO/ LE VIE DEL SACRO

Por Clara Restrepo



En tiempos de Consenso, una mirada a la belleza de nuestra humanidad, a través de imágenes porque "una imagen vale más que mil palabras". Un instante de contemplación a través de la humanidad sagrada que habita este hermoso planeta azul.

Una bellísima muestra fotográfica retrospectiva del fotógrafo japonés Kazuyoshi Nomachi, por primera vez en occidente, nos muestra una colección de sus fotografías. Más de 200 fotos que reconstruyen la experiencia del viaje del artista a través de la sacralidad en tierras lejanas en las que la espiritualidad es un acto cotidiano, que le dan a la dureza de la vida un sentido más llevadero.

La muestra estará abierta en Roma desde el 14 de diciembre de 2013 hasta el 4 de mayo de 2014.

Les dejamos el link para acceder a la información de la muestra:

Y el link para ver algunas de las fotografías:



Nel tempo del Consenso, uno sguardo alla bellezza della nostra umanitá, attraverso delle immagine, perche “un´ immagine vale di `più che cento parole”. Un´istante di contempiazione attraverso la umanitá sacra che abita questo bellissimo pianeta azzurro.

Una bellissima mostra fotográfica del fotógrafo giapponese Kazuyoshi Nomachi per prima volta in occidente, ci mostra una collezione delle sue fotografie. Piú di 200 foto che reconstruiscono la esperienza del viaggio dell´artista attraverso la sacralitá in terre lontane dove la spiritualitá è un atto quotidiano, che gli da alla dureza della vita un senso piú leggero.

La mostra sará a Roma dal 14 dicembre 2013 fino al 4 maggio 2014.
Per vedere l´informazione della mostra cliccare su questo link:

Per vedere alcune foto cliccare su:

lunes, 13 de enero de 2014

MIRAR EL MUNDO CON LAS LENTES DE LA BONDAD


Por Inspiracion Femenina
Tanya Habjouqa
Qué difícil es abrir un periódico y leer noticias sobre las posibilidades virtuosas que un gobierno puede desarrollar, o sobre aquellos proyectos saludables que se están realizando en los países más necesitados. Es prácticamente imposible encontrar datos sobre las personas que han despertado felices, o sobre aquellos que aun siguen creyendo en que hay posibilidades de mejorar.
Los medios de comunicación nos bombardean con imágenes de violencia y con titulares de desolación. Y en un mundo condenado a la crueldad, parece quedar cada vez menos espacio para los pequeños brotes de bondad que surgen aquí o allá.
Sin duda, la violencia vende, y se ha convertido en la mejor carta de presentación de los medios. Eso es algo que todos los periodistas conocen perfectamente. Precisamente, hace poco veíamos una entrevista realizada a Jose María Calleja, periodista que ha publicado recientemente el libro “La Violencia como Noticia”, en el que muestra claramente cómo la violencia se ha convertido en un espectáculo adictivo y en el elevador de la audiencia televisiva. A través de ella, los periodistas no se limitan a contar la realidad, sino a crearla.
Del mismo modo que los medios, el arte también se ha contaminado de la violencia mediática de un mundo convulso, y lo que en su tiempo fue la búsqueda de la belleza, hoy se convierte –en muchas ocasiones- en la expresión de la desesperación humana.
Siempre ha sido más fácil ver el error que la virtud, la falta que la bonanza; siempre ha sido más inmediato ver la botella medio vacía que medio llena, y eso también ocurre en el campo del desarrollo femenino. Qué fácil es contemplar la violencia, la brutalidad, lo que aun falta, lo que aún nos queda, lo que aún no nos permiten a la mujeres, y qué difícil es fijarse en los proyectos que funcionan bien, en los grupos de mujeres que se organizan, que hacen cosas, que creen y que, sobre todo, tienen esperanza.
Ver el mundo con las lentes de la bondad implica creer en que aún es posible; implica un quantum de esperanza absolutamente necesario para sanar.
Ver el mundo con las lentes de la bondad es atreverse a apostar por lo pequeño que funciona, y quitarle crédito a lo grande que destroza.
Ver el mundo con las lentes de la bondad es tener una actitud regeneradora ante la vida. Porque, así como la violencia, de terror se alimenta; la bondad, compasión genera.
Y esa creemos que es la actitud de la fotógrafa jordana Tanya Habjouqa, de quien os presentamos una reseña que hemos encontrado en el blog de fotografía del New York Times. Esta fotógrafa se ha decidido a mirar el mundo con las lentes de la bondad, y ha desarrollado un proyecto fotográfico llamado OCCUPIED PLEASURES, en el que fotografía al pueblo palestino, pero no a través de sus sufrimientos ni a través de sus desgracias, sino precisamente a través sus placeres: una cara que no conocemos de ese pueblo.
En sus fotografías se puede contemplar el entorno de dificultad en el que viven, pero dentro de ese entorno se puede apreciar actitudes y actividades placenteras que también forman parte de su día a día. Porque no se trata de pintar el mundo de color de rosa, como en las grandes dictaduras, sino de ser capaces de ver, dentro de la realidad que se vive, las pinceladas de virtud y de bondad que existen.
Aquí os dejamos una traducción del blog del New York Times, y el link y un video para que accedáis a ver algunas de sus imágenes.
¡Que las disfrutéis!


Palestinian Pleasures (Placeres palestinos)
New York Times, 7 Enero 2014
Desde mitad de los años 80, la narrativa visual de los Palestinos en Cisjordania y en Gaza ha sido previsible: fotografías  de adolescentes lanzando piedras enfrentando a los soldados israelíes, campos de refugiados, madres velando a sus hijos asesinados en los conflictos, y largas filas en el paso de las fronteras. Las variaciones particularmente más dramáticas  de estas imagines han constituido las primeras paginas y han sido las ganadoras de premios.
Tanya Habjouqa, una fotógrafa nacida en Jordania, busca estrategias mas sutiles e ingeniosas para explorar la actual experiencia palestina.
“Realmente siento que necesito encontrar otra forma de contar una historia, no solamente que tenga un sentido para mi, sino que tenga sentido el cómo se lo voy a contar a mis hijos también, porque este va a ser su hogar también” –decía Habjouqa, que vive en Jerusalén este con su marido, un abogado palestino con nacionalidad israelí, y sus dos hijos.
Ella se ha centrado en el placer, en vez de en el sufrimiento. Se ha centrado en el humor también, el cual ella misma dice que los palestinos utilizan para afrontar las absurdidades del día a día en Cisjordania controlado por Israel y en el Gaza controlado por Hamas.
Me sorprende el pueblo palestino, no solo por sobrevivir, sino por disfrutar sus vidas ante las dificultades de su vida cotidiana y de su situación política” –decía Habjouqa, quien ha sido criada mayoritariamente en Texas.
Los chicos de Tanya Habjouqa salpican en una piscina hinchable debajo de un olivo en Cisjordania. A pesar de que el subministro de agua es abundante sin interrupciones para los colonos israelíes en Cisjordania, muchas comunidades palestinas allí sufren de escasez crónica de agua .
No todas las personas que ella quiere fotografiar entienden el enfoque que ella quiere dar a su imágenes. Algunos eran incluso insistentes acerca de cómo debían de ser mostrados. “Ocasionalmente, algunas personas se ofenden cuando les digo qué es lo que estoy haciendo” comenta ella “ellos suelen decir: ‘Estamos sufriendo, ¿y tú quieres hablar sobre lo buenas que son las cosas…?’ Siempre tuve que explicar el proyecto. Especialmente en Gaza, donde se vive una situación de estrés y paranoia.
Pero  después de describirles el proyecto y preguntar a la gente cómo manejan la situación para encontrar un escape, la mayoría estaban dispuestos a ser fotografiados. Y los placeres abundan, a pesar de que son, algunas veces, agridulces.
En Ramala, en Cisjordania, esta fotógrafa a fotografiado a jóvenes privilegiados económicamente, vistiendo minifaldas, conduciendo buenos coches, y socializando en bares. Fotografió también chicas practicando yoga y mujeres conduciendo coches, así como hombres esculturitas.
Tanya Habjouqa

Mientras conduce sin rumbo fijo a través de Cisjordania, pasó por varias piscinas naturales impresionantemente bellas, manejadas por las autoridades israelíes de parques naturales. Algunos, dice, están dominados por los colonos israelíes, mientras que en otros judíos y palestinos nadan unos junto a otros en una relativa armonía.
Habjouqa ha trabajado en las series “Mujeres en Gaza” en 2009, explorando, según ella dice, el verdadero rol de las mujeres durante la época de Hamas. En aquel momento ella no sentía que Hamas era la fuerza mas dominante en el día a día, pero cuando ella regresó en 2013, se encontró que Hamas estaba ejerciendo un mayor control sobre el comportamiento publico.
“Quede impresionada de que personas que habían sido políticamente afines a Hamas, ahora se sentían oprimidas” dice. “Gente a lo largo de la frontera, no solo mujeres, sino hombres y jóvenes.”
Muchos habitantes de gaza pasan tiempo en las playas que en los primeros años del proceso de paz fueron consideradas potenciales atracciones turísticas. Hoy, estas playas son patrulladas por la policía de Hamas, tratando de mantener a las parejas alejadas de allí y a las mujeres vestidas modestamente. Sin embargo, Hamas ha construido muchos parques de entretenimiento.
Debido a las restricciones israelíes, muy pocos palestinos pueden viajar entre Gaza y Cisjordania. Muchos jóvenes de gaza sueñan con probar una pizca del sabor de la vida cosmopolita de Ramala. Los cisjordanos quieren sabr lso detalles de la vida en Gaza. Desde que Israel se retiro de Gaza en 2005, pocos signos de su presencia permanecen, pero los efectos de bloqueo económico son evidentes, decía Habjouqa.
“Es como una doble ocupación existencialmente: en el interior y en el exterior”, decía.  “las restricciones de movimiento y económicas israelíes por un lado, y las restricciones internas de Hamas.”
Habjouqa es miembro fundadora de Rawiya –un colectivo de mujeres fotógrafas. Su proyecto de “Placeres palestinos” fue en parte financiado por la Magnum Foundation Emergency Fund.
Oros destinos populares para los habitantes de Gaza son los zoos de la ciudad. Habjouqa ha fotografiado en muchos de ellos, y dice que, a pesar de haber perdido a mucho animales durante las ofensivas israelíes, estos zoos han encontrado las maneras de salir adelante. “Los cuidadores del zoo de gaza son famosos por su creatividad cuando se encuentran con opciones muy limitadas, así como por pintar burros como cebras, hacer contrabando de animales a través de lo túneles, o incluso rellenarlos cuando estos se mueren, ya que los animales son difíciles de reemplazar.


jueves, 9 de enero de 2014

CAUTIVAS

Por Ana BCamponovo


Experto en el tema escribe novela para denunciar este drama, alimentado por la pobreza.

Lo que más le impresiona, dice, es 'la crueldad de la gente que busca enriquecerse con esto'.

El libro Cautivas (Editorial Plataforma), basado en hechos e historias reales, retrata la vida de las mujeres que vienen a España obligadas a ejercer la prostitución para pagar altísimas deudas y permanecen encerradas en clubes nocturnos, sin posibilidad de comunicación ni vías de escape.
Su autor, Miguel Pajares, conoce muy bien esa realidad: preside la Comisión Catalana de Ayuda al Refugiado (CCAR), y sus numerosos ensayos sobre inmigración, derechos humanos, asilo político y lucha contra el racismo lo condujeron a escribir su primera novela negra, donde narra la historia de Nevena Dimitrova, una mujer búlgara envuelta en una red de esclavitud sexual que opera en Barcelona y que es buscada por la policía por su presunta participación en el asesinato de la prostituta colombiana Yolanda Braun.

¿Por qué eligió la novela negra para incursionar en la ficción?

Es un género que acompaña la acción narrativa de crítica social, y yo quería decir las cosas que vengo afirmando en ensayos y artículos, pero desde una postura social. Por eso, quizás en mi novela hay más crítica que en otras del mismo género.

¿Por qué la trata de mujeres?

El tema lo había estudiado desde el punto de vista académico y antropológico, y creo que la sociedad lo maneja muy mal. La trata de mujeres es el tercer crimen en volumen de negocio en el mundo. Sin embargo, no se le dedican los mismos esfuerzos que a la lucha contra el narcotráfico. Por suerte, desde el año 2000, que se establecieron los protocolos de Naciones Unidas contra la trata de personas y el tráfico de inmigrantes, empiezan a verse legislaciones contra la trata. Aquí, en España, sigue siendo muy débil la legislación que hay. Tal vez tenga que ver con que las víctimas son mujeres extranjeras en situación de pobreza.

¿Cómo las convencen para viajar?
La oferta de trabajo es el camino más común. Les ofrecen algo que las ilusione y las seducen hasta convencerlas. Una vez que las han captado, les hacen creer que son delincuentes, que hacen parte de la misma red. A algunas les dicen que tienen una deuda y que dependen de ellos para poder escapar de la policía y volver a su país. Ellas siguen en el engaño creyéndose que también son delincuentes y por tanto no se atreven a ir a la policía. La deuda es un elemento clave en todo esto: ellos te dicen que les debes miles de euros, porque es lo que les ha costado traerlas y hasta que no paguen, las amenazan con que su familia puede sufrir daños.

Si hay tanta información al respecto, ¿por qué todavía hay mujeres que caen en estas redes?
La pobreza es un elemento clave. La pobreza, la falta de salidas, de perspectivas de futuro, lleva a que estas mujeres sean más fácilmente engañadas, que estén dispuestas a creerse cualquier cosa que les abra una ilusión. El segundo elemento son los pocos medios que se ponen para luchar contra las redes de trata de personas. En España han mejorado los protocolos de actuación de la policía cuando entran en un burdel para ver si hay víctimas de prostitución forzada, pero todavía dejan mucho que desear. Muchas de ellas son tratadas como inmigrantes en situación irregular y pasan a un Centro de Internamiento para Extranjeros (CIE), como si fueran delincuentes.

Miguel Pajares

¿Quiere decir que no se les debería tratar como extranjeras sin papeles?
Exacto. Se les debería tratar como víctimas de una violación de derechos humanos, porque abordarlas desde la Ley de Extranjería es poco eficiente. Si alguna de ellas se decide a denunciar a los tratantes y la denuncia es lo suficientemente sólida como para seguir un trámite judicial, entonces el juez podría concederle permiso de residencia por causas humanitarias. En caso contrario, la denuncia quedaría en nada y ella podría ser expulsada por falta de papeles, pero queda expuesta a la violencia de los tratantes contra ella o contra su familia.

¿De qué manera se puede lograr una denuncia efectiva?
A la mujer que es detectada en las redadas de los burdeles se le da un mes de reflexión para denunciar. Es muy poco tiempo porque ella está agarrotada por el miedo. Las ONG dicen que es insuficiente, que cada caso puede necesitar un tiempo diferente para que la mujer acabe denunciando y, además, las denuncias son peligrosas porque los integrantes de las redes pueden hacer daño a sus familias. Lo que se critica aquí es que solo den protección que necesita si ella denuncia. Ella, de entrada, necesita protección. La justicia tendría que protegerla desde un principio.

¿Qué ha sido lo más difícil en su investigación sobre la trata de mujeres?
La crudeza y la crueldad de la gente que busca enriquecerse con este negocio. Por ejemplo, me sorprendió la dimensión que adquirió la trata de mujeres rusas en los años 90. En el momento en que cae el Muro y la economía empieza a quedar en manos de mafias, algunos se enriquecieron enormemente, pero la población se empobreció y lo que habían sido las juventudes comunistas se reorganizaron para captar cientos de miles de chicas por toda Rusia mediante concursos de belleza. Aquello sí era una estructura criminal fuerte. En los 90, en la Europa occidental, la creación de nuevos burdeles era enorme y el producto principal, por decirlo de esa manera tan cruda, eran mujeres rusas.

¿Cómo ha cambiado el mapa de este problema?
A principios del siglo XXI vinieron muchas mujeres latinoamericanas, sobre todo colombianas y ecuatorianas. Luego fueron llegando muchas de Europa del Este y África, especialmente de Nigeria. Es difícil establecer un mapa preciso porque este es un crimen globalizado.

¿Es diferente la prostitución de la trata de mujeres?
Por supuesto. En mi libro hablo de víctimas de trata, de prostitución forzada. No hablo de la prostitución en general, porque el debate sobre las mujeres que libremente ejercen la prostitución es otro. Yo hablo de mujeres secuestradas, engañadas, que ejercen la prostitución contra su voluntad. Esta es una actividad criminal enorme que mueve millones de euros.

¿Es un error hablar de mafias?
Sí, porque una mafia es una organización muy estructurada con una cabeza y unas inmensas ramificaciones que obligan obediencia y jerarquía. Este no es el caso. La trata de mujeres con fines de explotación sexual funciona mediante redes, mediante conexiones. En un país determinado se sabe que alguien compra mujeres y hay personas que se las llevan. Estos pueden ser incluso familiares o novios de las chicas. El vendedor recibe su dinero y ahí acaba su parte. El que la compra la lleva a otro país y se la vende a otro que tiene un burdel o que sabe a quién vendérsela. Claro que también hay crimen organizado muy estructurado como en Rusia, Japón, Bulgaria, China, pero en la mayoría de los países de Europa del Este hablamos de redes.
Víctimas sin identificar
En Europa hay 800.000 víctimas; de ellas, 270.000 son explotadas sexualmente. De acuerdo con Naciones Unidas, solo una de cada 30 víctimas es realmente identificada. 

En España puede haber más de 48.000 en esta situación, “y por lo tanto, sin apoyo para salir de esas redes y acceder a medidas de protección”, según la ONG Proyecto Esperanza Adoratrices.

Los matrimonios serviles, otra forma de trata
Los esposos prostituyen o venden por día a sus mujeres a amigos o redes criminales
A partir de su tesis doctoral, ‘Trata de mujeres: propuestas de intervención desde las mujeres que la han vivido’, la psicóloga social Helga Flamtermesky conoció víctimas de la trata en sus diferentes modalidades en Colombia, Estados Unidos, Filipinas y España. Esta experiencia y la necesidad que ellas sintieron de narrar sus historias para prevenir el delito motivaron la creación de mujerfrontera.org, una web participativa de la que salió una guía práctica, traducida a diferentes idiomas. Gracias a este trabajo, Flamtermesky ha detectado que muchas mujeres colombianas en España sufren matrimonios serviles, pero no pueden contarlo por el miedo que las paraliza y tampoco encuentran apoyo en las autoridades porque es difícil demostrar su denuncia. “Son profesionales de clase media-alta que se casan con españoles o europeos y una vez aquí, sufren violencia en diferentes formas y son prostituidas por sus esposos”, explica la doctora.
Ella recomienda que la familia “se involucre muchísimo más en el seguimiento de lo que vive la mujer después de que se casa, que la acompañen y que hagan caso ante cualquier intuición de que ella no lo está pasando muy bien”.
Igualmente, sugiere a las mujeres que construyan su propia red de amigos y conocidos antes de viajar a Europa para “que se vayan abriendo camino socialmente antes de casarse”.

ZULMA SIERRA, 5 de enero 2014