domingo, 19 de abril de 2015

NOSOTRAS QUE LO QUISIMOS TODO.



Nosotras que lo quisimos todo.
 Sonsoles Onega.



Nos encontramos ante un libro de fácil lectura pero de profunda reflexión,  y que nos sitúa en ese difícil espejo llamado “nosotras”. Nosotras, las mujeres del siglo XXI, herederas de las luchas que desde finales del siglo XIX vienen manteniendo las mujeres para reivindicar quienes somos y reclamar un papel en el mundo.
El libro aborda -a través de Beatriz, su protagonista- la situación en la que nos encontramos actualmente: un pulpo lleno de brazos, brazos que tienen que llegar a todo y a todos: maridos, padres, hijos, trabajo, casa…
Las vicisitudes por las que atraviesa una mujer a lo largo de una jornada, parecen a veces propias de una comedia americana, pero lo que en la ficción hace gracia, en el día a día carece de ella.
La incorporación de la mujer al “mundo laboral” se produjo bajo dos factores que han condicionado el techo de cristal con el que se encuentra aun en la actualidad:
1.-Su preparación académica y laboral estaba lejos de la del varón.
2.- Accedió a un entorno en el que no conocía las coordenadas y en el que su cerebro emocional no era una herramienta apropiada.
3.- Precisamente por su falta de preparación, no estaba en condiciones de pactar y negociar su nueva situación. Por ejemplo, aclarar quien se iba a ocupar de lo que siempre se había ocupado ella ahora que iba a estar muchas horas fuera de casa…
Dicho de otro modo: fue como ilusionarse por cruzar un desierto contenta porque dispones de una pequeña  cantimplora.
Los resultados son obvios. A pesar de que la mujer figura en puestos representativos-¡algunas!- la mayoría sufre el día a día con merma enorme de su salud. Era de esperar. Un organismo que tiene dificultades para adaptarse a un entorno enferma.
Y al decir salud, no pensamos sólo en los síntomas físicos,  también cuenta el estado anímico. La depresión se ha convertido en una compañera, ahí están las estadísticas.  La exigencia ambiental -y que hacemos propia- de tener que ser “buena” en todo –lo cual es imposible-, nos crea una frustración que nos vuelve enormemente vulnerables.
El libro tiene un “final feliz”, que sirve como pauta de futuro para nuevos planteamientos de cara al mundo laboral. Pero no sirve como solución individual. ¡Ojala las mujeres pudieran solucionar su dilema trabajo-familia como lo hace la protagonista!
En cualquier caso, con lo ameno –y humorístico por momentos- nos arranca una sonrisa, al leer lo que pudiera ser el diario de cualquier mujer trabajadora del “primer mundo”. Y mientras esbocemos una sonrisa ante lo que nos ocurre, habrá motivos de esperanza…
Se lo recomendamos.

Publicado por Inspiración Femenina Tian


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