miércoles, 20 de noviembre de 2013

Recordando a... NADIA ANJUMAN

Por: Milagros García-Bueno


 
Recordando a…
NADIA ANJUMAN

Un recuerdo para Nadia Anjuman, poeta y periodista afgana, 8 años después de su muerte.
Nadia nació en Herat (Afganistán), el 27 de diciembre de 1980, en una familia donde ella era la sexta hija. Fue a la escuela y terminó la educación secundaria, a pesar de haber tenido interrupciones debidas a que el régimen talibán prohibía que las mujeres aprendieran a leer y a escribir, según las enseñanzas del Corán. Para los talibanes, incluso si un padre enseñaba a escribir a su hija, podía ser condenado a la pena de muerte.
Las mujeres tenían prohibido trabajar, estudiar y reírse en voz alta. Sólo se les permitía coser y bordar.
Nadia pertenecía, junto con otras jóvenes, a los Círculos de Costura de Herat y se reunían tres veces por semana en la escuela de costura “La Aguja de Oro”, en la casa del profesor Rahyab a estudiar literatura. Nadia y sus amigas estudiaban a escritores prohibidos como Shakespeare, Balzac, Dostoevsky, Dickens, Tolstoy, Joyce, clandestinamente, porque si hubieran sido atrapadas, el régimen talibán las hubiera condenado a ser ahorcadas.
Por aquella época luchó contra los deseos de sus padres de unirla en matrimonio, hasta que finalmente sus padres la obligaron a casarse con Farid Ahmand Majid Mia, licenciado en Literatura, Filólogo y empleado en la Facultad de Literatura de la Universidad de Herat.
A los 25 años, siendo aún estudiante de la universidad de Herat, publicó su primer libro “Flor roja oscura” (Gul-e-dodi), que fue popular en Afganistán, Pakistán e Irán.
En su poesía describía la opresión que sufren las mujeres afganas. Sus familiares estaban furiosos porque creían que una mujer que publicara poesía a cerca del amor traería deshonra a la familia.
El 4 de noviembre de 2005, la policía encontró su cuerpo en su casa, en la ciudad de Herat. Poco después, la policía indicó que su esposo había confesado haberla golpeado, pero no haberla asesinado. El marido sostenía que Nadia se había suicidado.
Informaron que Nadia había muerto como resultado de un corte en la cabeza. La agencia de noticias Pajhwok publicó que la sangre podría ayudar a determinar la causa de su fallecimiento, pero los familiares y el esposo, sospechosos de la paliza, lograron impedir que se llevara a cabo la autopsia. Su suegra y su esposo fueron encarcelados.
El esposo seguía diciendo que él no la asesinó, porque “la amaba”, y que solamente habían tenido una discusión y le dio una bofetada. Antes estas declaraciones, la fiscal de la ciudad de Herat sigue escéptica, ya que no entiende por qué no la llevó al hospital inmediatamente y no cuatro horas después de darle la paliza.
El presidente del Circulo Literario de Herat declaro que Nadia se había convertido en una gran poetisa. Él fue quien ideó la estrategia de utilizar las clases de costura como cubierta para enseñar a las mujeres, después de que los talibanes cerraran las escuelas para niñas y las destruyeran para construir mezquitas en su lugar.
Ocho años después de esta tragedia, queríamos recordar a esta mujer, que sin duda dio testimonio de lo que sentía, sin importarle las consecuencias. Su muerte es un reflejo más de la tragedia que cada día vive el sexo femenino, en oriente, en occidente,…, en el mundo.
Una cultura, una sociedad… condenaron que una mujer se pudiera expresarse, a través de algo tan bello como la poesía. Un corazón doliente que manifestaba las sensaciones de un sin-vivir que no era Vida. Es por ello que queremos traer de nuevo aquí y ahora su poesía, para que su sentir y su vibrar sigan sensibilizando y sirvan de aprendizaje a esta humanidad desvaída:
POEMA DE NADIA ANJUMAN
(Traducción Andrés Alfaro)

No tengo ganas de abrir la boca
¿De qué debo cantar?
Yo, quien está odiado por la vida,
No hay diferencia de cantar o no cantar.

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¿Por qué debo hablar de la dulzura?
Cuando siento yo tanta amargura.
Oh, el festín del opresor
Me tocó la boca.
No tengo ni un compañero en esta vida
¿Para quién puedo estar dulce?
No hay diferencia de hablar, reír,
Morir, ser.
Yo con mi soledad agotada
Con dolor y tristeza.
Nací para nada.
La boca se debe precintar.
Oh mi corazón, ya sabes que es la primavera
Y el momento para celebrar.
¿Qué debo hacer con un ala atrapada?
Que no me deja volar.
He estado callada por demasiado tiempo
Pero nunca me olvido la melodía,
Porque cada momento cuchicheo yo
Las canciones de mi corazón
Que me acuerdan del
Día que voy a romper la jaula.
Volar de esta soledad
Y cantar como un melancólico.
No soy un débil árbol de álamo
Que cualquier viento va a sacudir.
Soy una mujer afgana,
Así que sólo tiene sentido para gemir.

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