Por Clara Restrepo
En occidente hemos celebrado el mes de marzo como el mes de la mujer, y "hasta" se celebra el 8 de marzo como el día de la mujer trabajadora. Pero tantas celebraciones que hacemos hoy en día tienen sus orígenes en los ritos "paganos" pre romanos y pre cristianos. Y hemos encontrado dos celebraciones que se hacen por estas latitudes en el mes de marzo y que están muy ligadas al culto de la Tierra y del femenino.
En la región del Veneto, Italia, en donde estamos nosotros el 1 de marzo se celebra el Bati Marso, celebración antiquísima que tiene sus orígenes en las sociedades agrícolas. Según el calendario de la antigua República de Venecia y anteriormente en el imperio romano, el primer día de la primavera era el inicio del año oficial, que coincide según nuestro calendario gregoriano, con los primeros días de marzo
La Tradición del año nuevo Veneto o Bati Marso todavía perdura en la región y la celebración consiste en despertar a la naturaleza de su largo letargo invernal y para ello se van por los caminos, por el campo, por el bosque, con instrumentos improvisados como latas y cacharros, que hacen sonar, a la vez que golpean la tierra con un bastón con la intención de hacer mucho ruido y despertar al anima de la primavera y pedirle buenos auspicios para las cosechas. También durante la primera semana de mayo se hace otra celebración que se llama “quemar a la vieja” y consiste en hacer una fogata donde se recogen las ramas secas y los palos para quemar las cosas viejas, representadas por una vieja.
Por otro lado, no muy lejos de aquí en los Balcanes, particularmente en Romania de donde nos viene la fuente, existe la tradición del Marziscior que se escribe Martisor, que también coincide con los primeros días de marzo. El Marziscior o pequeño marzo es una celebración antiquísima de exultación al espíritu femenino de la Tierra, es un pequeño amuleto formado por cintas rojas y blancas con un pequeño objeto de madera o de metal que trae suerte. Este amuleto lo amarran a las plantas en el campo, a los arboles y se los regalan a las mujeres durante los primeros días del mes de marzo para desearles una bella primavera. Se usa los primeros días de marzo hasta cuando florecen las primeras flores.
En los pueblos de Transilvania el Marziscior se ponía en las ventanas y las puertas de las casas o en los recintos de los animales para alejar los espíritus malignos y para invocar a la fuerza generadora de la vida. El 1 de marzo también para los rumanos representaba el retorno de la primavera y se correspondía con el primer día del año. Marzo era el protector de los campos y de los animales un Dios que representaba el renacimiento de la naturaleza. En hallazgos arqueológicos se han encontrado Marziscior de 8000 años de antigüedad, formados con piedras de río pintadas de rojo y blanco. El rojo representa el fuego, la sangre, el sol, la vida y se le atribuía a las características del femenino, el blanco representaba la pureza de las aguas y las nubes, asociado a la sabiduría y al masculino. Los hilos entrecruzados blancos y rojos representaba la unión inseparable de estos dos principios como movimiento permanente de la vida o un intercambio de fuerzas vitales que generan el eterno ciclo de la naturaleza.
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